El pasado sábado 9 de diciembre los oídos de los presentes retumbaron con los sonidos salseros de los Van Van que obligaron a todos a mover sus caderas. En su única presentación en Toronto – de sólo tres en toda Canadá – atrajo no sólo al público latino de Toronto. Dentro de la multitud, y como lo señalaron los presentadores, se encontraba gente que viajó largas distancias desde Nueva York o Boston para presenciar esta rara oportunidad de ver a los Van Van en Norte América.
La noche comenzó animada por el grupo Café Cubano, quiénes se dieron la tarea de calentar al público para lo que sería una larga noche. Los nueves músicos de esta banda, que combinan talentos locales y otros importados recientemente de Cuba, con sus imponentes voces y energética percusión, pusieron a los presentes de buen humor e hicieron que la ansiada espera por los Van Van se acortara.
Antes de la aparición de los Van Van, los mixes de DJ Carlitos, y los atractivos movimientos de la tropa bailarina Sangre Latina, se encargaron de añadirle un tono agradable al suspenso de tan ansiada presentación. Pasadas las once y media, para el placer del público presente, que sentía que no podía aguantar más, y con la premisa del moderador, quién dijo que esa noche “se haría historia”, salieron al escenario los diecisiete miembros de este ensamble. En un primer plano vimos a los cuatro solistas de la banda: Roberto Hernandez “Guayacán”, Mario Rivera “Mayito”, Yenisel Valdés “Yenny” y Abdel Rasalps “Lele”. Cada uno de estos, a medida que se desenvolvía el repertorio de la noche, mostró la evidencia de porqué son el frente de esta banda con casi cuarenta años de tradición.
Por supuesto que no pudo faltar la presencia en el escenario del director y bajista de la banda, Juan Fromell, quién con tanta experiencia y su ingenioso humor, ha caracterizado la grata personalidad de esta agrupación desde su fundación por el año 1969.
Toda la acción se desarrolló en el prestigioso Koolhaus, parte del complejo The Guvernment, en 132 Queens Quay East. Este lugar, con su amplio espacio rodeado de una gran barra, fue perfecto para agrupar frente al escenario a alrededor de dos mil personas que querían ser testigos cercanos de todo lo que pasaba sobre las tablas, pero también ofreció espacio suficiente en los alrededores para dejar bailar con libertad a esas parejas que así lo deseaban.
Cualquier alusión a lo latino hizo que el público se llenará de emoción. En varios momentos de la noche la banda pidió la participación del público, con las manos arriba o acompañando algún coro, lo cual hizo que todos – aquellos en escena y los otros en la audiencia – se convirtieran en parte del espectáculo.
Y el “tren de la salsa”, llamado así por la continua energía que mantienen en el escenario, no pudo haber decepcionado a nadie. Como el mismo Roberto Hernández “Guayacán” mencionó al comienzo de la presentación, para esta visita a Toronto – solo la segunda de la banda en su trayectoria – “valió la pena esperar”, porque esta vez hay más gente y un público que se mostró lleno de satisfacción al oír y bailar al ritmo de una de las bandas más emblemáticas de Cuba.
